La adición
En segundo de primaria la destreza matemática se reflejaba en la habilidad para hacer sumas de prolongadas columnas de números de dos o tres cifras. Al final de cada columna se trazaba la línea que antecedía al vértigo de sumar – primero - las unidades, luego las decenas, después las centenas; sin olvidar claro está; lo que “se va llevando”. Para mí resultaba casi mágico ver como poco a poco y en virtud de los dedos de mi mano esa cascada de números se iba reduciendo a uno solo que los contenía a todos. En segundo año de secundaria aprendí que también hay números negativos que en una suma restan. Y como siempre, bajo la línea, el número que los contenía a todos los que estaban encima de ella. Algo parecido hago al final de cada año. No en cifras, no en unidades, decenas y centenas. Lo hago con momentos, emociones y vivencias. Es un ejercicio que asumo en silencio, con la misma intimidad, introspección y miedo que me provocaba el papel de la evaluación.
Después de varias semanas de un silencio que más adelante les iré a compartir, vuelvo a cada uno de ustedes tras del vértigo para repasar la columna y revisar la cifra bajo la línea…
En el primer intento de esta crónica había intentado repasar uno por uno esos momentos, esas emociones, esas vivencias. Gracias a Dios la lista es larga y pródiga en buenos recuerdos pero no vale la pena la enumeración. Basta con llegar de nuevo a ustedes y que al leer estas líneas evoquen el tiempo pasado que pasamos y se renueve así y con mayor fuerza ese vínculo maravilloso, a veces sutil que es la amistad.
Al final, bajo la línea y tras el vértigo de las unidades, decenas y centenas queda éste quien les escribe y quien les debe es más sincero aprecio y cariño.
La gente de Barichara
Los amigos de San Gil
Mi familia (Hermes, Nelly, Leo y Kiko), en Bogotá, en Palmira, en Mogotes…
Fundación Tierra Viva
José Raúl y Chucho
Chyrstelle, Nidia, Genaro, Mónica
Comunidad Adventista de Medellín
Los Silas
Todo el equipo del Citec
Juan Carlos, Doña Basilia y Fernando
Forero y Román
Maestro Oliverio, Maestro Santiago y Alvaro
Camilo Phillips, Daniel Ruiz, Melco y Luis Yamín
Eliana, Kakua, el tío Darío y su familia
Giovanney
Niko, Silvia y Simón
Jeanmimí, Paolo y Bastián
Los Cocós
Rosario Carbó, Baró, Niñi y Barbarita
Daniel Tabeada
Elvira y Juancho
Equipo pedagógico CRATerre – EAG
Olivier Moles, Alexandre Duoline, Phillipe Garnier, Marina Trappeniers y Hubert Guillaud
Compañeros DPEA – Architecture de terre
Majid, Theo, Ishan, Daniel, Catarina, Virginie, Alix, Camille, Julien et Julienne, Romain, Laetitia, Leticia, Jean Marie, Matthieu, Gaelle, Lidie (Michel, Nela, Amelie et Alex) y Várvara
Samuel et Summertime
Peyuush, Shin y Bako
Alejandro y Adriana
Lucía, Mirta, Alba, Wilfredo y Queshua
L’Ecole de
Richard, Delphine et Ettienne, Claire et Camilo, Jacques
Gilles et Paty, Valeria, Syrius, Sofía y Ariadna,
Evelio y Claire
Todos los de Loco Mosquito
Stan, Julie, Mario, Vanessa y sus amigos de Lyon
Elisa Galloni
Alessandra, Analiza y Jeanluq
Sergio, Mina et Roberto
Julio Vargas y Daniel Torrealva
Andres y Marta
René, Laura, Canén, Pili y Juan
El grupo Navapalos
María, Laura, Filippe, Rud, Gabriela (Facundito y papá), Adriana, Almudena, Umberto, Luis Carlos, Helena, Fernando, Alix, Juana, Oscar, Juan, Enrique, David
Cristian y Mincho
Mildred, Carolina Mateus, Elia Lorena, Anika, Catalina y Nancy
Miguel Fajardo, El viejo Nel, Amaury, Gilcar, Peñaloza y su recién familia
Laura Juliana
Catalina V
Istar, Diana, Mónica, Stellio, Claire et Thomas, Maribel
Nohra
Los amigos de la tierra…
Entre ustedes,
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Santiago Rivero
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